Que suerte tengo

Los que hayan leído más o menos desde el principio este Blog, ya sabrán que mi carga de trabajo no es precisamente excesiva. Afortunadamente el capitán Internet ha llegado a mi rescate.

Como sin contar con las tareas con las que me gano el sueldo, tengo otras aficiones, me he dedicado a aumentar mis conocimientos en aquello que me interesa, que puede ir desde el deporte de riesgo de alargamiento extremo del miembro viril hasta apadrinar a las cobayas de la estación MIR y con ello conseguir que tu nombre viaje al espacio.

Con lo grande que es Internet y se me está haciendo pequeña (al menos más pequeña que mi aburrimiento). Eso me recuerda que tengo que aprender japonés para explorar nuevas fronteras, todo un mundo de manga y hentai me espera.

Realmente no se que hubiera sido de mi de vivir en otra época. ¿Cómo soportaría tantas horas de jilipollez extrema e informes vacios de contenido?.

Supongo que antes la gente tenía menos vergüenza y se dedicaba a leer el periódico sin ningún recato o a hacer crucigramas o a dormir en el baño (soy testigo de ello).

Estoy por preguntárselo a mi padre pero él no ha tenido la fortuna de trabajar en la era de los trabajadores del conocimiento, de los ordenadores y la web. Él trabajaba con las manos, o sea trabajaba de verdad.

Temo que no me entienda si le intento explicar los nuevos métodos de gestión. Al fin y al cabo eso son cosas modernas que mediante complicados algoritmos de seguimiento y control hacen que todo funcione mejor.

Una vez lo intente y mientras sacudía la cabeza me miró y me dijo:

¿Qué pasa? ¿Ya ha pasado de moda el sentido común?

Y yo cautivo y desarmado no tuve por menos que darle la razón.