11/17/2005

El poder del humor

Siempre he considerado el humor como una poderosa herramienta en las relaciones interpersonales. También la he considerado la más peligrosa.
Un error en un comentario que pretende ser humorístico puede dejarte en un aposición imposible de remontar en el futuro.
Su utilización requiere ser un verdadero artista: Dosificar la intensidad adecuada, tocar el palo correcto, la pausa exacta...
La cuestión viene a cuento porque mi compañero ha pasado a ser de un tío muy "salao" a un tío desesperante. Ha iniciado una carrera desatada por ser el tío más gracioso en todo momento y lugar.
Y claro, no todos los momentos dan para meter actuaciones del Club de la Comedia. En mitad de una conversación profesiona medianamante seria le da por soltar chistes sin gracia ninguna, ¡¡me dan ganas de mandarle muy lejos!!
Lo peor de todo es que no conoce los límites del Cliente y le suelta cada barrabasada que...
Sólo deciros que mi cliente es un tío muy religioso y padre ejemplar de familia numerosa, os podréis suponer que clase de cosas no hay que contarle y os podéis imaginar también, cuáles son las cosas que exactamente mi compañero escoge para comentarle. En fin un desastre.
Por mi parte, simplemente he optado por ignorarle cuando pretende ser gracioso, parece que surte efecto, pero muy poco a poco.
En resumén, cuidado con las gracietas que las carga el diablo

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