Me siento fascinado por la cultura japonesa. Lo que más me atrae es precisamente lo que nos separa.
Adentrarse en un mundo tan diferentes al nuestro que no somos siquiera capaces de imaginarlas.
En un reportaje sobre el humor en Japón el entrevistador requería que le contaran un chiste, nadie era capaz de decir uno. Como recurso, preguntó al menos sobre un artista que hubiera hecho reir a los japoneses.
Tras mucho pensar, al japonés no se le ocurrió otro personaje que Sofia Loren.
Parece ser que las voluptuosas formas de Sofia no les provocaban excitación sexual, sino risa. Les parecía como un disfraz que utilizaba para sus peliculas.
Lo que para algunos puede ser evidente y automático para otros implica algo completamente diferente.
Algun día espero ir a Japón.
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