Se veía venir. Hacia tiempo que se había decidido que la intervención del Estado era lo único que podía seguir impulsando el crecimiento económico. Y si había que hacerlo, mejor que fuera de la forma más científica posible.
Así es como nació el Asignador. El objetivo de éste era procurar que cada hombre ocupará el puesto para el que estaba mejor preparado por sus aptitudes. La formación adicional necesaria corría por cuenta del Gobierno. Al fin y al cabo sólo se trataba de una inversión.
Mientras me apuro por no llegar tarde caigo en la cuenta de que hoy se cumple un mes desde el nuevo reparto de puestos.
La misma cara que antes veía sólo en la revista semestral de la empresa, es la que me abre la puerta de entrada. Desde luego es un tío amable, los años de colegios de pago se dejan notar.
Saludo al guardia de seguridad, él no ha cambiado, lo cual me tranquiliza mucho. Atravieso la isla central de mesas y a lo lejos alguien me grita con alegría “Buenos días, chaval”. Creo que el nuevo Director General debe asumir pronto que ya no es el Analista Funcional del Proyecto Z. Todo toma su tiempo.
Aún me quedan un par de pasillos por atravesar. El antiguo Director Comercial se afana por transmitir a su secretaria los asuntos que él dejo pendientes. El Director de Operaciones continua impertérrito en su puesto.
Ya llego a mi sitio, me quito la chaqueta, aquí siempre hace mucho calor, ¡¡¡malditas fotocopiadoras!!!
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1 comment:
amanece que no es poco
y cuando vuelvan a repartir yo no quiero ser Superman.
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