12/22/2005

El arte de tener razón

Este no es el formato original que tenía pensado para esta información pero mientras que Blogger no admita los gifs animados no veo otra solución.

Se trata de un librito de Arthur Schopenhauer. Es más filosófico que "económico" pero tiene su gracia.

A disfrutarlo


1. Ampliación. Llevar la afirmación del adversario más allá de sus límites naturales, interpretarla del modo más general posible, tomarla en sentido más amplio y exagerarla. Restringir, en cambio, la afirmación propia al sentido más reducido posible y a los límites más estrechos.Antídoto: Exposición precisa de los puntos que se debaten.

2. Utilizar la homonímia (*) para hacer extensiva la afirmación presentada también a lo que, aparte de la identidad del nombre, poco o nada tiene en común con la cosa de que se trata; después refutar con énfasis esta última afirmación y así dar la impresión de que se ha refutado la primera.


3. Tomar la afirmación que fue presentada en modo relativo, como si fuera presentada en modo absoluto, universalmente, o al menos, entenderla en otro sentido del todo diferente y así refutarla en este segundo contexto.

Estas tres primeras estratagemas son afines. Tienen en común el hecho de que el adversario habla, en realidad, de una cosa distinta de la que se había planteado


4. Si se quiere llegar a cierta conclusión, hay que evitar que ésta sea prevista y actuar de modo que el adversario, sin que lo advierta, admita las premisas una cada vez y dispersadas sin orden en la conversación.

5. Se puede también, para demostrar la propia tesis, hacer uso de falsas premisas cuando el adversario no quiere aceptar las verdaderas, bien porque no reconoce que sean verdaderas o bien porque ve que de ellas se deducirá como consecuencia inmediata la tesis.


6. Se hace una simulada petitio principii (**)al postular lo que se quiere probar:
- Usando un nombre distinto o también utilizando conceptos intercambiables.
- Haciendo que se acepte de modo general lo que es controvertido en un caso particular
- Si, en cambio, dos cosas son una consecuencia de la otra, se demostrará una postulando la otra.
- Si hay que demostrar una verdad general y hacemos que se admitan todas las particulares

7. Cuando la disputa se desarrolla en un estilo riguroso y formal y se desea que nos entiendan con perfecta claridad, el que ha presentado la afirmación y debe demostrarla procede contra el adversario haciendo, preguntas para, de las admisiones del adversario, sacar como conclusión la verdad.

8. Provocar la cólera del adversario, pues, en su furor, no será capaz de juzgar correctamente y percibir su propia ventaja.


9.Hacer las preguntas, en un orden distinto del que exige la conclusión que de ellas se pretende, con cambios de todo género; así, el adversario no logrará saber dónde queremos ir y no podrá prevenir los ataques. Esta estrategia es afín a la número 4.

10. Si advertimos que el adversario, de propósito, responde negativamente a las preguntas cuya respuesta afirmativa podría confirmar nuestra tesis, entonces se ha de preguntar lo contrario de la tesis de que uno quiere servirse, como si buscase su aprobación o, al menos, ponerle las dos a elección de forma que no advierta cuál de ellas queremos afirmar.


11. Si razonamos por inducción y el adversario admite los casos particulares en que ésta se basa, no hay que preguntarle si admite también la verdad general que de estos casos se deriva, sino que debemos introducirla enseguida como ya establecida y aceptada, pues a veces podrá creer que la ha admitido, y lo mismo puede suceder a los agentes, ya que recordarán las muchas preguntas sobre casos singulares que no pueden menos de llevar a la conclusión.

12. Cuando la conversación versa sobre un concepto general que no tiene un nombre propio sino que es designado figuradamente por un término metafórico, hay que escoger aquel término que más favorezca a nuestra tesis.


13. Para que el adversario acepte una tesis, debemos presentarla también la contraria y dejarle que elija, resaltando esta oposición con estridencia, de modo que, si no quiere ser contradictorio, tendrá que decidirse por nuestra tesis que comparativamente resulta mucho más probable.

14. Un golpe descarado es cuando, después que el adversario ha respondido a muchas preguntas sin favorecer la conclusión que teníamos en mente, se declara y proclama triunfalmente como demostrada la conclusión que se pretendía, aunque de hecho no se siga de sus respuestas


15. Si hemos presentado una tesis paradójica y nos encontramos en apuro al probarla, propondremos al adversario, para que la acepte o rechace, una tesis correcta pero cuya exactitud no es del todo evidente, como si de ella quisiéramos deducir la demostración. Si él, sospechando algo, la rechaza, lo reduciremos ad absurdum y triunfamos; pero si lo acepta, ya hemos dicho algo razonable y después se verá. O bien aplicamos la estratagema precedente y declaramos que nuestra paradoja esta demostrada.

16. Si el adversario hace una afirmación, hay que preguntarle si no está de alguna manera, y si es necesario aunque sea sólo en apariencia, en contradicción con lago que anteriormente dijo o aceptó.


17. Cuando el adversario nos acosa con una contraprueba, con frecuencia podemos salvar la situación mediante alguna distinción sutil, en la que antes no habíamos pensado, si el objeto del debate permite de alguna manera una doble interpretación o dos cosas diferentes.

18. Si advertimos que el adversario utiliza una argumentación con la que nos abatirá, no hay que consentir que el debate tome este giro y llegue hasta el final, sino que debemos interrumpir a tiempo la disputa, salir de ella o desviarla y llevarla a otra cuestión.


19. Si el adversario solicita expresamente que presentemos alguna objeción contra un punto concreto de su tesis, pero no encontramos nada apropiado, hay que enfocar el aspecto general del tema y así atacarlo.

20. Si, al requerírselo nosotros, el adversario ha aceptado la validez de nuestras premisas, no hay que pedirle que saque la conclusión que de esas premisas se deduce, sino que debemos deducirla directamente nosotros mismos.


21. Si observamos que el adversario hace uso de un argumento tan sólo aparente o sofístico (***), podemos anularlo sacando a la luz su carácter capcioso e ilusorio. Pero es mejor abatirlo con otro argumento igualmente sofístico o aparente.

22. Si el adversario pide que admitamos algo de lo cual se deriva directamente el problema que se debate, rechazaremos esa petición considerándola un petitio principii.


23. La contradicción y la lucha empujan a exagerar la afirmación. Por eso, podemos provocar al adversario contradiciéndolo o inducirlo a exagerar más allá de lo justo una afirmación que, en sí y en cierto contexto, puede ser verdadera y, una vez refutada esa exageración, es como si hubiéramos refutado también su tesis primitiva.

24. El arte de deducir consecuencias. De la tesis del adversario se sacan a la fuerza, mediante falsas deducciones y deformando los conceptos, otras tesis que no están allí contenidas y de hecho corresponden a la opinión del adversario y que son, en cambio, absurdas o peligrosas.


25. Presentar un caso único, por lo cuál el principio no es válido.

26. Utilizar el argumento que el adversario quiere utilizar a su favor, puede con más razón ser utilizado en su contra.


27. Si el adversario, de forma imprevista, se enfurece ante un argumento, hay que insistir con ardor en ese mismo argumento.

28. A adoptar cuando una persona culta disputa ante un auditorio inculto. Se avanza una objeción no válida, pero cuya inconsistencia sólo un experto puede captar. Y si bien el adversario es un experto, no lo son los oyentes.


29. Si se advierte que uno será derrotado, se recurre a una diversión; es decir, se comienza de pronto con algo totalmente distinto como si fuera pertinente a la cuestión y constituyera un argumento contra el adversario (y se mantiene dentro del tema en cuestión).

30. El argumentum ad verecundiam (que apela al sentido del honor). En lugar de razones, se utilizaran autoridades, según los conocimientos del adversario.


31. Cuando uno no sabe oponer ninguna razón frente a la del adversario, se puede declarar, con fina ironía, incompetente: “Lo que usted dice supera mi débil capacidad de comprensión; será desde luego cierto, simplemente yo no lo puedo entender y renuncio a todo juicio”. Con esto se insinua a los oyentes que se trata de una cosa insensata. Antidoto: El contraataque es “Permítame, con su gran penetración no tendría usted el mayor problema para comprenderlo y sólo puede ser culpa de mi deficiente exposición” y pasar de nuevo a explicar el argumento.

32. Un modo de eliminar o, al menos, hacer sospechosa una afirmación del adversario es reducirlo a una categoría generalmente detestada. Con ello se da por supuesto que:
- El argumento no es nada nuevo
- Que la categoría está ya refutada y no puede contener verdad alguna.

33. “Esto puede ser verdad en teoría, pero en la práctica es falso”. Con ello se aceptan las razones pero se niegan las consecuencias. Esto significa algo imposible, que es que lo que es cierto en teoría tiene que serlo también en la práctica. Y si no lo es, tiene que haber un fallo en la teoría.

34. Si el adversario no da una respuesta directa a una cuestión, esto es signo indudable de que (a veces sin saberlo) hemos puesto el dedo en un punto putrefacto. Hay que persistir sobre el tema.


35. En lugar de influir con razones en el entendimiento se influye con motivaciones en la voluntad y el adversario, lo mismo que los agentes cuando tienen un interés común con él, son ganados para nuestra opinión. (“Tu opinión va en contra de los principios de la sociedad a la que pertenecemos”).

36. Desconcertar, aturdir al adversario con un caudal de palabras sin sentido.


37. Si el adversario tiene razón y ha escogido una prueba inadecuada, nos resultará fácil refutar su prueba.

38. Si se advierte que el adversario es superior y que acabará no dándonos la razón, se adoptará un tono insultante y áspero, personalizando el asunto. La única contra regla es no entrar en controversia con el primero que llega.


* Dicho de una palabra: Que, siendo igual que otra en la forma, tiene distinta significación; p. ej., Tarifa, ciudad, y tarifa de precios


**Afirmación de lo del Principio o Petición de Principio. Es una falacia ya que toma como premisa lo mismo que dice la conclusión. Por Ejemplo: ¿Por qué ha ganado el Partido X?. Porque tiene más electores.


***DRAE: De refinada sutileza

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